Bogotá, septiembre 7 de 2017.- Estas fueron algunas de las palabras que dirigió el Papa Francisco, desde el balcón del Palacio Cardenalicio a los miles de jóvenes que lo esperaban con gran algarabía y ovaciones, invitándolos a hacer lío.
En el discurso de su segundo día en Colombia, el Pontífice recordó que siempre será motivo de gozo encontrarse con los jóvenes y los invitó a mantener viva la alegría con Jesús "Nadie se las puede quitar, pero por las dudas no se la dejen robar".
Admitió la sensibilidad que tienen algunos jóvenes para reconocer el sufrimiento de los hermanos, "miles de ustedes son capaces de donar su tiempo para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos", pero se dirigió también a aquellos jóvenes que crecieron en ambientes de muerte, dolor y sufrimiento.
"Quiero decirles, dejen que el sufrimiento de sus hermanos los abofeté y los movilice, ayúdenos a nostros los mayores a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. ¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender!”, exhortó el Papa.
El Pontífie reconoció el don que tienen los jóvenes de "perdonar" y seguir adelante sin el "lastre del odio". Así mismo, reconoció el potencial que hay en ellos para construir la nación soñada, porque “son la esperanza de Colombia y de la Iglesia”.
Pidió a los jóvenes que las dificultades no los oprima, que la violencia no los derrumbe y que el mal no los venza.
Finalmente, pidió a los jóvenes de todos los rincones del país: “cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros” a “afianzarse en el Señor”, quien “es el único que nos sostiene y alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz”.